Festival de cine INSTAR

Festival de Cine INSTAR cierra con el Premio Landrián para ‘La historia se escribe de noche’, de Alejandro Alonso, y mención para el filme ruso ‘Dreams about Putin’

Por REDACCIÓN – 7 de noviembre de 2024

RIALTA

Fotograma de “La historia se escribe de noche” de Alejandro Alonso

La quinta edición del Festival de Cine INSTAR llegó a su fin este domingo 3 de noviembre con la entrega del Premio Nicolás Guillén Landrián al cortometraje documental La historia se escribe de noche (2023), del cubano Alejandro Alonso, y de una mención especial al filme Dreams about Putin, de los cineastas Nastia Korkia y Vlad Fishez, rusa y ucraniano respectivamente.

El galardón –que cada año se concede, según destacó el programador del evento, José Luis Aparicio, a “la obra que mejor explore desde el lenguaje cinematográfico una temática tabú de la sociedad correspondiente”– ha distinguido esos dos títulos entre quince obras en competencia que delinearon un “gran y diverso espectro de cine”, de acuerdo con el curador de cine y escritor Jonathan Ali (Trinidad y Tobago), miembro de un jurado compuesto además por la editora Joanna Montero (Cuba) y el realizador y mentor cinematográfico Francesco Montagner (Italia).

Durante el encuentro en línea transmitido a través de las redes sociales del Instituto de Artivismo “Hannah Arendt”, Ali subrayó –antes de leer el fallo razonado– que fue “difícil” escoger una sola entre tantas películas que “resuenan con nuestras sensibilidades cinematográficas, valores humanos y conciencias”.

El acta del jurado argumenta el lauro para La historia… en virtud del “uso experto del lenguaje cinematográfico, un lenguaje más cercano a la conciencia humana, en el acto de documentar el grave estancamiento social, político y cultural que enfrenta Cuba en este momento”, así como de “su naturaleza poéticamente hipnótica, evocativa de un alma con miedo a los espejos y, literal y figurativamente, de luces en la oscuridad”.

“El jurado decidió también dar una mención especial por su importante trabajo artístico y político, a una película que arroja luz sobre el impacto que las figuras políticas represivas tienen en nuestras psiques”, leyó Ali: “Dreams about Putin, de Nastia Korkia y Vlad Fishez, transfigura y crea magistralmente un metraje-archivo que parcialmente pertenece al mundo del inconsciente, revelando la necesidad de los sueños para exorcizar nuestros miedos”.

En comentarios al margen, Montagner agradeció al equipo del Festival “por esta maravillosa oportunidad de mirar y juzgar de alguna forma un cine muy importante y muy político, y de apoyar un cambio en el futuro de muchos países del mundo”. A su vez, Montero quiso felicitar especialmente a Alejandro Alonso, por “arrojar un poco de luz sobre la situación de Cuba”, y agradecer también a los organizadores por “esta selección de películas tan linda que hemos visto”.

El filme ganador –que sigue en el palmarés al documental Mafifa, de la cubana Daniela Muñoz Barroso— “no apela a prácticas textuales depositadas”, ha escrito en Rialta Magazine Antonio Enrique González Rojas. “Todos los referentes sucumben bajo las tinieblas. Todos los conceptos y nociones aprehendidos se sumergen en una profunda crisis gnoseológica. Ante esta película lo único cierto es que no se sabe nada”.

“La historia se escribe de noche […] anuda registros de paisajes urbanos, rurales, costeros, casi siempre paisajes periféricos, comunes e insólitos a un mismo tiempo, que, gracias a la imaginación y la inteligencia del realizador, consiguen alegorizar “la larga sombra” que se tiende sobre nosotros”, reseña a su vez Ángel Pérez. “La película esculpe en forma audiovisual ese “estado de excepción” histórico descrito por Walter Benjamin como condición y suerte de los oprimidos. Alonso ha encontrado esta vez en la noche, y en “los apagones” (los cortes de electricidad, cada vez más extensos, a que son sometidos los cubanos), la materia significante para su propósito… Como es costumbre, este autor entrega, con La historia se escribe de noche, una obra de meticulosa orfebrería cinematográfica: se funden resonancias, ecos industriales, naturales, apocalípticos que alimentan el espíritu medieval de unas imágenes donde la luz es poco más que una reminiscencia”.

Acerca de Dreams about Putin, el propio crítico ha dicho en el marco de este certamen trasnacional: “La animación es un recurso tan elocuente no solo por el ingenio de la iconografía desarrollada por Nastia Korkia y Vlad Fishez para dar cuerpo a estos sueños con Putin, no solo por el brío visual y figurativo de esas recreaciones en 3D medio desmañadas. Los realizadores han probado, una vez más, la idoneidad de la animación como recurso para documentar la subjetividad. En términos expresivos la animación resuelve testimoniar esos rincones inaccesibles de la sensibilidad; en este caso, la violencia psicológica ejercida por la figura del dictador. Al contrastar el registro analógico de los archivos de YouTube y la artificialidad plástica de la animación digital, el filme transparenta el valor de esta última para aprehender una verdad del totalitarismo que se fuga muchas veces de la aparente realidad que se extiende ante nuestros ojos”.

Como parte de la clausura del V Festival de Cine INSTAR, la artista cubana Tania Bruguera –directora ejecutiva del evento y fundadora del Instituto auspiciador– agradeció al jurado y a todos los cineastas que han confiado en el proyecto y resaltó el crecimiento sostenido de estas citas: “Este año es el que más materiales hemos recibido”, dijo, y de inmediato apuntó que el curador tuvo que ver más de dos mil películas en el proceso de configuración del programa.

“Este ha sido el más internacional de todos los festivales que hemos hecho. Ya desde el año pasado, como se sabe, habíamos invitado artistas de otros lugares que tuvieran situaciones similares a la de Cuba, con represión, censura, dictaduras o autoritarismos… o del Sur Global”, señaló la reconocida artivista. “Es bien interesante, porque a veces los grandes circuitos descubren las obras experimentales que se hacen en nuestros países cuando ya ha pasado demasiado tiempo […]. Entonces, me parece una apuesta interesante que el Festival […] tenga esa intención de buscar las propuestas más atrevidas, digamos, también en el lenguaje [para] abordar los temas de nuestros países en el presente”.

En este punto, José Luis Aparicio hizo notar que el Premio Landrián tiene igualmente la intención de ser un aporte financiero para la próxima película de los cineastas galardonados.

Por último, Bruguera destacó “con muchísimo orgullo” la aparición en el marco de este certamen del primer número de la revista anual de cine Fantasma Material, editada en colaboración con Rialta Ediciones. “Yo creo que esto va a ser algo que va a ayudar mucho al Festival, porque ya no es solamente poner películas”, dijo, “sino también proveer de un espacio de pensamiento, de reflexión […]. Espero que les guste a los cineastas y a [los] aficionados de la producción independiente en Cuba”.

“Aunque esta primera edición [de la revista] tiene un contenido que mira bastante a Cuba, la idea es que en próximas ediciones –como mismo el Festival– pues también mire al cine de otras regiones del mundo”, precisó Aparicio. “Que tenga este diálogo con el cine cubano en cuanto a las formas de producción, en cuanto a los contextos en que se produce, las dificultades que hay para hacer estas películas… Y, bueno, las propias decisiones formales de los cineastas marcan mucho la curaduría de la revista, como marca la del Festival: encontrar visiones arriesgadas, al margen, que estén contra todo tipo de hegemonía, ya sea política, ya sea estética, ya sea del mercado. […] También tiene la revista su independencia, aunque se dialoga con el Festival, […] de contenido y de forma”.

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